La exposición parte de los 84,85 m² de nuestra sala principal, en paralelo a ello, el título de cada obra responde al lenguaje técnico y urbanístico de la serie: cada pieza lleva por nombre los m² de su superficie.
El proceso de Gerard Fernández Rico explora los límites entre lo funcional y lo estético, siendo los materiales industriales y las estructuras arquitectónicas sus principales enfoques.
La serie que presentamos parte de los mapas urbanísticos como punto de referencia. Los sistemas de distribución y ordenación de nuestras ciudades se transforman en geometrías plásticas que, en sus obras, cobran vida a través de superficies cromáticas cambiantes. El color varía según el ángulo de visión y la incidencia de la luz, como ocurre con un edificio acristalado que muta a lo largo del día.
Una sucesión de planos y colores infinitos, que confrontan al visitante en un viaje simbólico, invitándonos a reflexionar sobre nuestro entorno y las posibilidades que nos ofrece más allá de las comúnmente aceptadas.
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